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Cuidados de la Menta en Maceta: Guía Práctica para que no se te muera

2 de agosto de 2025
cómo cultivar menta en casa

Cultivar menta en casa parece fácil, ¿verdad? Te compras esta planta aromática, la pones en una maceta, le echas agua… y al cabo de unas semanas, te das cuenta de que algo no va bien. Las hojas se ponen mustias, aparece una especie de polvillo blanco o, directamente, la planta se seca.

Y ahí es cuando llega la pregunta: ¿por qué se me muere la menta si la estoy cuidando?

La menta en maceta es una de las plantas aromáticas más populares para el huerto urbano. Es ideal para balcones, terrazas o incluso para el alféizar de una ventana.

Pero ojo: aunque es una planta bastante agradecida, no a todo el mundo se le da bien. Por eso hoy quiero contarte cómo cuidar una planta de menta en maceta desde la experiencia real, con consejos prácticos que de verdad funcionan.

Aquí no vas a encontrar teoría inútil. Lo que vas a leer es lo que he aprendido a base de ensayo y error, con varias plantas de menta que pasaron por mis manos hasta que di con la fórmula para mantenerla sana, verde y productiva.

Así que si quieres saber cómo evitar plagas, cómo regarla bien, qué tipo de maceta para menta elegir o qué hacer cuando se pone fea, sigue leyendo.

¿Por qué plantar menta en maceta?

Antes de ir al grano con los cuidados de esta aromática, conviene entender por qué es buena idea plantar menta en maceta y no directamente en el suelo.

La menta es una planta con raíces muy invasivas. Si la plantas en el jardín, en poco tiempo se extenderá sin control y acabará colonizando todo lo que tenga a su alcance.

Sin embargo, en una maceta para menta, puedes mantenerla a raya y tener el control total sobre su crecimiento.

como cultivar menta en macetas

Además, cultivarla en maceta te permite moverla de sitio según la época del año, protegerla del sol directo o la humedad excesiva, y colocarla en un rincón bonito del balcón o terraza. Es, sin duda, una de las mejores plantas aromáticas para principiantes, siempre que se sigan unos cuidados básicos.

La mejor maceta para menta: el primer paso para no fallar

Elegir la maceta adecuada para la menta es el primer paso clave. Y aquí te voy a dar un consejo que a mí me cambió todo: no te fíes de las macetas pequeñas y bonitas.

La menta crece como una enredadera y necesita espacio, tanto en anchura como en profundidad.

“Si observas, la menta es una planta que crece como tipo enredadera, por lo cual va a requerir una maceta que esté ancha y sobre todo que esté alta. Este tipo de planta es tan noble que incluso puede crecer en un bote reciclado de cloro.”

¿La clave? Una maceta ancha (mínimo 25-30 cm de diámetro) y alta (más de 20 cm). Puede ser de barro, cerámica o plástico, pero lo más importante es que tenga buen drenaje.

Y si tienes un recipiente reciclado (como un cubo de pintura o un bote grande), también puede valer, siempre que hagas agujeros en el fondo.

Consejo extra: No uses platos debajo de la maceta. La menta odia tener las raíces encharcadas. Mejor pon una bandeja con piedras para que el agua drene y la humedad no se acumule.

El sustrato ideal: aireado, drenante y con nutrientes

Una vez tengas tu maceta para menta, lo siguiente es preparar el sustrato. Aquí no sirve cualquier tierra del jardín. La menta necesita una mezcla ligera, con buen drenaje, que permita que el agua fluya sin quedar estancada.

“La menta tiene que tener un sustrato que tenga un buen drenaje y sobre todo que tenga una buena aireación, para que así el agua no se quede encharcada y pueda drenar perfectamente hasta abajo.”

Puedes preparar un buen sustrato para menta en maceta mezclando:

  • 50% de tierra vegetal
  • 25% de fibra de coco o turba rubia (para mantener la humedad sin apelmazarse)
  • 25% de perlita, vermiculita o arena gruesa (para mejorar el drenaje)

“La razón es muy sencilla: si tú tienes problemas con exceso de humedad o incluso con sequías, la menta no va a crecer favorablemente y empezarás a notar que las hojas se vuelven amarillentas o incluso un polvito blanco —un hongo llamado oídio.”

Si ya tienes tierra en casa, puedes mejorarla simplemente añadiendo perlita o arena de río lavada. La menta no es demasiado exigente con los nutrientes al principio, pero sí que necesita un suelo que respire.

El abonado: cuándo y cómo alimentar a tu menta

Una menta bien nutrida es una menta que crece verde, frondosa y con aroma potente. Aunque muchas veces olvidamos este paso, el abonado es esencial para mantener la planta sana y estimular el crecimiento de nuevas hojas y flores.

“Para que tu planta de menta pueda empezar a sacar flores y, sobre todo, empiece a crecer más abundante y color verde, necesitas ponerle un buen abonado. Por ejemplo, el humus de lombriz.”

El mejor momento para abonar la menta en maceta es en primavera y verano, que es cuando entra en su fase de crecimiento activo. También puedes hacerlo si ves que empiezan a salir flores nuevas o si notas que las hojas pierden color.

Yo utilizo humus de lombriz, porque es un abono orgánico, seguro y muy efectivo. No necesitas guantes ni herramientas especiales: basta con echar una capa por encima del sustrato y remover un poco la tierra superficial.

“Puedes colocarlo sin problema alguno, sin guantes y directo al sustrato. Y listo.”

No te pases con la cantidad: una vez al mes durante la temporada cálida es más que suficiente. Si tu maceta para menta es grande, ajusta proporcionalmente. Y recuerda: mejor abonar poco y con frecuencia que echar mucho de golpe.

El riego: el equilibrio entre humedad y pudrición

Este es uno de los puntos críticos en los cuidados de la menta en maceta. El riego inadecuado (tanto por exceso como por defecto) es una de las causas más comunes por las que la planta se estropea.

“A la menta le gusta estar bien hidratada. Con un día, dos días, una semana, dos semanas que no la riegues, dependiendo de la estación del año y del clima de tu zona, empezarás a notar que las hojas se secan.”

La clave está en mantener el sustrato siempre húmedo, pero sin llegar a encharcar. Un truco que utilizo es meter el dedo en la tierra: si los primeros dos centímetros están secos, es momento de regar.

“Si no riegas tu menta constantemente, es decir, si el suelo está súper seco, lo que va a suceder es que se va a empezar a secar. Estas hojas, estas manchitas cafés, son por falta de agua.”

Ahora bien, si riegas demasiado y el sustrato no drena bien, pueden aparecer hongos como el oídio, o plagas como la cochinilla algodonosa o la mosca blanca. Así que asegúrate de que tu maceta tenga buen drenaje y evita mojar las hojas directamente al regar.

“Es importante verificar que el sustrato siempre esté húmedo pero no en exceso, para evitar que salgan hongos, plagas o enfermedades.”

Tienes diferentes formas de regar tus plantas de menta en maceta o mesa de cultivo que puedes ver en este artículo si haces clic aquí.

La poda: más que estética, una necesidad vital

Mucha gente cree que la poda solo sirve para que la planta tenga buena forma. Pero en el caso de la menta, la poda es parte esencial de su cuidado. Permite que respire, que crezca más fuerte y que produzca nuevas hojas aromáticas.

“Cuando tú notes que las hojas están secando, pues tienes que podar tu menta. Es decir, retirar todas estas hojas secas para que así promuevas que salgan más hojas verdes y, sobre todo, nuevas.”

Además, podar es cosechar. Si quieres preparar un té o añadir menta fresca a tus recetas, corta las hojas más maduras o una ramita entera, y eso ayudará a que la planta se regenere.

“En la poda también entra el concepto de la cosecha. Puedes cortar una ramita como esta y llevarla a la cocina. Con esto ya te aseguro que te aliviarás del estrés.”

Lo ideal es podar cada semana o dos, según el ritmo de crecimiento. Si la menta empieza a florecer y no la vas a dejar subir a semilla, corta los tallos florales para que concentre su energía en producir hojas.

Clima y ubicación: sombra, luz y temperatura ideal

Uno de los errores más frecuentes es pensar que la menta necesita sol directo. La realidad es que prefiere ambientes frescos, con luz indirecta o semisombra.

“A la menta no le gusta que le dé el sol directo. Es por eso que tienes que ponerla en un lugar donde le dé la sombra o la semisombra.”

Colócala en un rincón del balcón, bajo una pérgola o en una ventana que reciba luz durante la mañana. Con unas 4 horas de sol suave al día tiene más que suficiente para desarrollarse bien.

“Si yo tuviera la menta en esa esquina con sol directo, se quemarían sus hojas y no le gustaría en lo absoluto.”

En verano, vigila que no se deshidrate si hace mucho calor. Y en invierno, si vives en una zona fría, protégela del viento y las heladas. Puedes entrar la maceta en casa o ponerla junto a una pared soleada.

Plagas y enfermedades: prevenir antes que curar

Aunque es una planta bastante resistente, la menta en maceta también puede sufrir ataques de insectos o problemas por hongos. La clave está en mantener un ambiente equilibrado: buena ventilación, riego controlado y poda frecuente.

“Mi planta de menta no tiene plaga, o al menos no se ve. Algunas veces puede llenarse de mosquita blanca, y eso es por exceso de humedad o porque regamos directamente la planta con la manguera.”

Las plagas más comunes que pueden afectar a la menta son:

  • Mosca blanca
  • Pulgón
  • Cochinilla algodonosa
  • Trips

Y en cuanto a hongos, el más frecuente es el oídio, que aparece como un polvillo blanco en las hojas.

“El hongo más común que puede salir en este tipo de planta es el oídio, que es como blanquecino. Son esas manchitas blancas en las hojas.”

Para prevenir, evita mojar las hojas al regar, asegúrate de que haya buena circulación de aire y limpia regularmente las hojas secas o dañadas. Si la infestación es leve, puedes eliminarla con agua jabonosa o aceite de neem.

Cuidar la menta en maceta es más fácil cuando sabes cómo

Tener una planta de menta en maceta no es solo una decisión práctica para tu huerto urbano. También es una forma de acercarte a lo natural, a los aromas frescos y a un pequeño placer que puedes cultivar tú mismo con muy poco.

Con los cuidados adecuados —una buena maceta para menta, un sustrato con drenaje, riego constante pero sin excesos, abonado orgánico, poda regular y algo de sombra— tendrás una planta sana, aromática y lista para darte hojas todo el año.

como sembrar menta en maceta

“La menta es una de las hierbas aromáticas que no pueden faltar en tu huerto. Pero eso sí, te digo que no a cualquiera se le da. Ha pasado en muchos casos que se les muere o simplemente se empieza a llenar de plaga.”

Con esta guía, ya sabes lo necesario para no ser uno más de esos casos. Y si algo no sale bien al principio, no te rindas. La menta, como toda planta, te enseña con cada intento.

¿Y ahora qué? Te invito a dar el siguiente paso

Si este artículo te ha sido útil, puedes seguir profundizando en el cultivo de aromáticas:

👉 Descubre cómo reproducir tu planta de menta por esqueje o semilla para tener más macetas en casa sin gastar un euro.

Y si todavía no tienes tu maceta para menta, pásate por nuestra tienda online y echa un vistazo a nuestra selección recomendada de macetas con drenaje, perfectas para empezar:

Gracias por llegar hasta aquí. Nos vemos en el siguiente cultivo.

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